Estoy bastante orgulloso, la verdad. Tenía toda la pinta de que el Café del Norte y el Lion D’Or acabarían convertidos en McDonald’s, en Burguer Kings o, mucho peor, en sedes de Biki. Pero no, finalmente van a ser empresarios de hostelería vallisoletanos los que se hagan con las riendas de sendos locales para renovarlos prometiendo conservar –según he leído y me han contado–, el espíritu de los negocios y extremando el respeto no solo a lo que representan sino también a las familias que los han regentado hasta ahora. En el caso del Lion D’Or no los conozco personalmente, pero en el caso del Café del Norte sí. La familia Castro Sinde ha sido la propietaria del Café del Norte, establecimiento que hunde su historia en el año 1861, se dice pronto. No sé cuántas familias pueden decir que tienen un negocio con 163 años de trayectoria, pero, desde luego, es para estar orgullosos. Aunque empiezo a pensar que, en Valladolid, si quieres hacer algo verdaderamente duradero conviene que lo llames ‘El Norte’. Porque este diario cumple 170 años en 2024. Vamos, que tampoco le ha ido mal. Y, de algún modo, creo que el Café y el periódico han llevado vidas paralelas, simétricas, como antiguos amantes que se sonríen en silencio cuando se cruzan por la calle.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 14 de junio de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).