Luis Alberto me advirtió que la cita para ver su biblioteca no podría prolongarse en exceso: tenía hora con el peluquero. Cuando oí eso, pensé que, sin duda, habría de ser cierto. Nadie pone al peluquero como excusa. Siempre hay un funeral del que tirar, una cita médica sobrevenida o, simplemente, una traducción de la muerte de Sócrates en el ‘Fedón’ a medio hacer. Pero, cuando lo tuve enfrente, estuve a punto de decirle que lo reconsiderara. No solo por prolongar la cita sino, sobre todo, por prolongar el estado de gracia de su pelo.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 21 de octubre de 2023. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).