
Cada tres años aparece PISA evaluando la educación y asistimos al mayor espectáculo del mundo, al gran circo del análisis sectario y manipulador. En esta ocasión los datos caen a nivel global así que la vergüencita ajena viene del lado de las excusas. Es evidente que algo está pasando y que posiblemente ese ‘algo’ sean las pantallas, ese veneno híper adictivo que destruye la atención y la concentración. Porque sin concentración no hay profundidad y así no hay quien fije conocimientos. Pero hay algo peor: los dispositivos electrónicos mal usados, excesivamente usados y precipitadamente usados generan personalidades incapaces de esperar, adictas al impacto rápido, a la multitarea, con áreas del cerebro no estimuladas y sin capacidad para pensar en silencio o para reflexionar pausadamente.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 8 de diciembre de 2023. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).