Parecía complicado empeorar su última intervención, la de la jura de Leonor, pero vaya si lo consiguió. Contra todo pronóstico, Francina Armengol se ha superado a sí misma en la apertura de la XV Legislatura al pronunciar un discurso sectario, rudimentario y táctico en el que solo faltó, de fondo, la música de la clase de pilates. Y el olorcillo a ‘trujas’. Tenemos que hablar de Armengol. Yo tengo la sensación de que nadie le ha explicado que es la tercera autoridad del Estado y por eso se comporta como si estuviera en un acto de partido de modo constante. O peor aún: como si su papel institucional se limitara a leer en bucle el manifiesto de una ‘manifa’ de izquierdas, con sus abajofirmantes, sus actores secundarios y sus rimas.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 30 de noviembre de 2023. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).