Cuando uno no sabe lo que busca es mucho más sencillo encontrarlo: todo es potencialmente un amuleto, un hallazgo milagroso, una sorpresa inesperada. Y con esa felicidad tan primitiva me muevo por la vida. Si unimos a ese optimismo inconsistente una afición exagerada a la acumulación de libros y cierta propensión al vicio, comprenderán que vea una librería de viejo y entre en ella como John Wayne al ‘Saloon’, dando una patada a la puerta abatible y advirtiendo al pianista que bajo ningún concepto deje de tocar. Y allí me pierdo, como un buscador de trufas, dando la vuelta al pescuezo a un lado y a otro para poder leer el lomo de cada libro. Me tendrían que ver girando la cabeza como un petirrojo. A veces acabo mareado y al borde del esguince cervical.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 14 enero de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).