
entras ordeno la biblioteca, hojeo ‘Guerra y paz’ y sonrío recordando a Maria Bolkonsky y a Natasha Rostova, personajes prodigiosos y arquetípicos. No puedo evitar pensar que el amor literario –o, mejor, la mujer literaria– es una ficción creada por el hombre. En concreto, por el hombre que escribe. En el mundo real hay pocas Marias y pocas Natashas. Y, la verdad, tiene todo el sentido: ninguna de ellas son mujeres reales. Se trata de dos personajes nacidos de la mente de Tolstoi, proyecciones que nacen de los deseos del escritor, de sus idealizaciones y seguramente de sus frustraciones. Es decir, son creaciones profundamente masculinas. La mujer es la creación literaria por excelencia.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 5 febrero de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).