
El 15M fue un campamento de niñatos con sonajeros, biberones y un librito de Stéphane Hessel. Tras tanto ruido, tanta pedantería y tanta épica como de argentino en Montmartre, no consiguieron nada excepto infantilizar a la sociedad, degradar la política e instalar en los jóvenes la creencia de que el mundo les debe algo por el mero hecho de existir y que si la realidad se impone a la fantasía es por culpa de unos señores muy malos que fuman puros, pellizcan el culo a sus secretarias y jalean el doble pivote de Mourinho. Lo que está pasando en el campo no es eso. Es otra cosa muy diferente. Esta es una revolución de hombres.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 10 febrero de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).