
«Escribir como Chateaubriand y Lamartine en la capital del mundo moderno es escribir para la humanidad; digno y noble fin de la palabra del hombre, que es dicha para ser oída. Escribir como escribimos en Madrid es tomar una apuntación, es escribir en un libro de memorias, es realizar un monólogo desesperante y triste para uno solo. Escribir en Madrid es llorar, es buscar voz sin encontrarla, como en una pesadilla abrumadora y violenta. Porque uno no escribe siquiera para los suyos. ¿Quiénes son los suyos? ¿Quién oye aquí?». Es Larra. Lo escribió en 1836 pero resulta muy actual.
(Este extracto forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 17 febrero de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).