Sánchez estrenaba una corbata gris como el ambiente. Quizá fuera un regalo de cumpleaños, ya saben que cumple catorce bisiestos, que son cincuenta y dos al cambio y que celebrará, supongo, con las pocas ganas del que lidera un gobierno tocado de muerte, un proyecto en descomposición y un manual de resistencia mutando a uno de autoayuda. Yo le miraba y no podía dejar de tararear aquella canción de Los Planetas, ‘Cumpleaños total’. Y me repetía: «No será peor de lo que era. No será peor, seguro que es mejor». Desde luego, estaba para verle: mala cara, ojeras de Robert Smith en ‘Lullaby’, las bolsas malares hinchadas y toda la pinta de no haber podido conciliar el sueño desde el sábado. Quizá, por eso, llegó tan pronto. O quizá le habían recomendado sobreactuar confianza para que nadie pudiera decir que se esconde y mostrar, así, una sobreexposición como de novillero ‘echaopalante’, de esos que se abren la chaquetilla para que no se note que, en realidad, están aterrados.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 29 de febrero de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).