
La extrema derecha hizo la vida imposible a Suárez -de centro derecha- y maniobró hasta obligarle a dimitir. A Calvo Sotelo -también de centro derecha- la extrema derecha directamente le dio un golpe de Estado. No parece poca cosa. A Aznar -de centro derecha- fue peor, a este le pusieron una bomba. ¡Una bomba! Y esta vez no fue la extrema derecha sino ETA. Querían matarlo, no sé si queda claro. A quien sí que mataron en ese atentado, por cierto, fue a Margarita González, una ama de casa que cometió el delito de vivir justo enfrente del lugar en el que explotó el coche bomba. Sus asesinos siguen sueltos y ahora son demócratas progresistas. Pasean por las calles y, posiblemente, no tardando vayan a ser los jefes de la policía o de la sanidad. No deja de resultar inquietante que te gestione la pierna protésica el mismo que te puso la bomba lapa que te hizo perderla. A Rajoy -de centro derecha- le pegaron un puñetazo, le incendiaron las calles y un juez incluyó en una sentencia un párrafo que luego borró y sobre el que se justificó una moción de censura. Creo que a eso mismo ahora lo llaman ‘lawfare’. No parece que ninguno de los anteriores montara numeritos ni hiciera el ridículo que está haciendo Sánchez.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 26 de marzo de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí).