
n España hemos sido capaces de politizar los chuletones, los coches diésel, el doble pivote, la Puerta del Sol, los tractores, el concilio de Trento, los chalecos acolchados, un volcán, la menstruación, el AVE, las mascarillas FFP2, las violaciones grupales, el transporte por carretera y hasta el Día del Padre. Con estas credenciales, politizar Eurovisión es un juego de niños, un asunto menor, un «agárrame el cubata» de manual. Ya lo hicimos con el trasero de Chanel, pero este año resultaba más sencillo: el sanchismo se posicionaba con una señora que quería ser una zorra. Es el ‘feminismo divertido’ de Sánchez, un feminismo hijo de Simone de Beauvoir y de Milikito que lo mismo te sirve para reivindicar la prostitución que para abolirla porque lo importante son las risas.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 15 de mayo de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).