Si en un mundo enloquecido existe un submundo especialmente visceral, irracional y preso de las pasiones más bajas, ese es, sin duda, el del fútbol. Me río yo de los reporteros de guerra en Sarajevo: si quieres enfrentarte a una tensión real, habla de fútbol en Valladolid. La última vez que me dio por hacerlo fue para defender a Sergio González del linchamiento inhumano al que se le sometió. La consecuencia fue verme obligado a bloquear a medio Twitter. Es difícil razonar en territorios que corresponden por entero a lo afectivo; es complejo resultar frío en lugares que queman; no se acepta una apelación a lo cartesiano en un mundo sometido a los sentimientos, que son, por definición, libres, injustos e incontrolables. Y, aun así, hay que intentarlo. Porque, a veces, las situaciones sobrepasan lo meramente deportivo para adentrase en el terreno de lo sociológico. Y cuando eso sucede al menos hay que aspirar a la opinión libre. Tenemos que hablar de Pezzolano.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 31 de mayo de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).