Si para comprender del todo lo que es España hay que ir a América, para entender lo que significa el Real Madrid hay que venirse a Londres. En concreto a Regent Street, la más parisina de sus calles y la zona cero de la final en las horas previas a Wembley. Allí, bajo un cielo gris demasiado bajo y entre una multitud de camisetas negras, amarillas y blancas, me llama la atención un tipo que camina en dirección a Picadilly con una camiseta del Manchester United y el 7 de Beckham a la espalda. Es rubio, ya no tan joven y tiene toda la pinta de haber venido a pasearse entre legiones de aficionados del Madrid y del Borussia solo para dar a su equipo un espacio simbólico en la final. Se llama Nick, que confirma mis sospechas con una sonrisa. Pero a continuación me dice que él va con el Real Madrid, por supuesto. «La gente del United tenemos una conexión profunda con el Madrid porque los grandes clubes nos respetamos entre nosotros. Le pese a quien le pese, los clásicos en Inglaterra somos nosotros y el Liverpool. En Londres no hay grandes clubes y eso lo sumen a regañadientes y con muchos celos. Esa es la razón por la que Londres no va con el Madrid. Tienen comportamientos de clubes pequeños». El testimonio me parece fantástico y un tratado de madridismo condensado, que si lo pilla Florentino igual saca los sagrados óleos y lo unge ahí mismo como evangelizador en la Bretaña. Pero justo en ese momento, para mi desgracia literaria, aparece Darnell, que es del Arsenal y que para estropear la teoría me asegura que él va con el Madrid. «Mira, esto es fácil. De toda la gente que veas, los alemanes van con el Borussia y el resto con el Real Madrid. Nadie que no sea de Borussia va con el Borussia». Me pongo a pensar en ello y llego a la conclusión de que Darnell tiene razón. En el fondo esta final es un partido entre Dortmund y el resto del mundo. Y yo voy con el resto del mundo.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 1 de junio de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).