No creo que en estos momentos haya nadie en Valladolid capaz de hacer algo parecido a lo que hace el Círculo de Recreo en materia de difusión y promoción de la Cultura. Lo hacen, además, sin despeinarse, sin darse demasiada importancia, con esa aparente sensación de naturalidad con la que surgen todas las cosas que merecen la pena. Curro Romero lo hace toreando, Tom Jones lo hace cantando y el Círculo de Recreo lo hace con la programación cultural. Son capaces de hacernos creer que lo que hacen es sencillo, pero créanme, no lo es. Uno repasa las galerías de fotos y la memoria de las actividades que han organizado o acogido durante este curso y solo puede sorprenderse y admirarlos. Porque no está al alcance de muchos y, desde luego, no es en absoluto fácil. Hay muchas ciudades que no son capaces de ofrecer en todo el año la mitad de lo que alberga solamente el Círculo de Recreo en Valladolid, a veces en solitario y a veces de la mano de otros, especialmente del Aula de Cultura de El Norte de Castilla. En cualquier caso, hacen falta muchas ganas, mucha generosidad, algunos contactos y una iniciativa formidable para lograr que su casa –porque es suya– acoja directa o indirectamente no solo a lo más importante del mundo cultural de Valladolid sino diría que de todo el país.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 21 de junio de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).