En los últimos días he oído que esos cisnes han desaparecido del Campo Grande porque los ha robado alguno de los cuatro mil jóvenes gitanos que vinieron el martes al encuentro nacional que organizó la Iglesia Evangélica Filadelfia. Lo decían medio en broma, supongo, aunque a mí no me hace ninguna gracia. Posteriormente he escuchado que el desahucio que ha tenido lugar en La Rondilla después de que un inquilino dejara sin pagar a la propietaria 12.000 euros se ha producido porque el deudor es, con toda seguridad, inmigrante. Sin un dato, claro. Un poco después se han quejado de que las ayudas del alquiler de la Junta vayan a parar a personas con apellidos extranjeros, siguiendo idéntica lógica que la que sigue el nacionalismo catalán al no aceptar que las ayudas vayan a los ciudadanos que más lo necesiten. Luego me han contado que ha habido una pelea en Las Delicias con un inmigrante de por medio. En este último caso también se ha metido García-Gallardo: «El agresor es moro. No queremos que Delicias se convierta en Molenbeek», ha asegurado, sin contarnos si le importaría que se convirtiera en Chelsea o en Saint-Germain-des-Prés, barrios elitistas de Londres y París respectivamente y repletos de musulmanes millonarios. Lo mismo me han contado de una pelea en Medina del Campo con barras metálicas. He oído también comentarios despectivos de gente que cree que nuestra selección ya no le representa porque juegan Lamine Yamal o Nico Williams y he rematado la semana aguantando la queja de algunos porque Castilla y León vaya a acoger a parte de los menores inmigrantes que han de salir de Canarias ante el desbordamiento de sus centros. Por no hablar del odio visceral a los judíos que se percibe en el ambiente, al más puro estilo nazi.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 5 de julio de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).