Icham es marroquí, es menor y está solo. Su único espacio de intimidad es la cama que le han asignado en el centro de acogida en el que reside. Aunque, por su aspecto, nada nos haría sospechar de ello. De hecho, Icham viste con corrección, llama la atención por su madurez y es especialmente educado.  Cada mañana va a un curso de hostelería organizado por la ONG CESAL, donde le enseñan un oficio para que pueda integrarse plenamente en la sociedad que le ha acogido. La alternativa a esto, posiblemente, sean solo los malos hábitos, las malas compañías y la delincuencia, una realidad que también existe y que no se puede ocultar. Precisamente por ello es tan importante ayudarles a alcanzar ese futuro que han venido a buscar. En su caso, en patera. Sus profesores destacan que, a pesar de que las condiciones en las que vive son poco proclives a la virguería estética y la autodisciplina, realiza un esfuerzo notable por extremar las condiciones de su propia dignidad.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 26 de julio de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).