
Yo no sé qué pasará por la cabeza de Escrivá para aceptar voluntariamente este desprestigio. Yo no sé en qué estará pensando para interpretar que de algún modo le beneficia acabar su carrera como integrante de la ‘famiglia’ de un mediocre del tamaño de Pedro Sánchez, un político de quien el futuro dirá poco y nada bueno. Yo comprendo que hay trenes que solo pasan una vez en la vida. Afortunadamente, añadiría, porque si tienes 64 años y a lo largo de tu carrera has acumulado cierto prestigio no hay ningún motivo sensato para subirte a ese tren cochambroso y descarrilado y dilapidarlo por un ataque de soberbia más propio de una vedette que de alguien serio. No, no hay nada de prestigioso en convertirse en un títere del sanchismo, en un apéndice de este populismo cutrón ni tampoco en poner tu nombre a las puertas giratorias de la entrada. Se supone que el gobernador del Banco de Españadebe ser alguien no solo capacitado sino independiente. Entre otras cosas porque le va a tocar pronunciarse sobre medidas que él mismo ha tomado, poniendo en serio riesgo el prestigio de la institución a la que ha de servir. Y por más que se empeñe, resulta evidente que el extitular de las carteras de Seguridad Social, Migraciones, Transformación digital y Función pública de los gobiernos de Sánchez ni es independiente de él ni puede haberlo sido.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 7 de septiembre de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).