
‘Pucela est omnis divisa in partes tres’. El primer grupo está formado por vallisoletanos convencidos de que hay que seguir adelante con el soterramiento, cueste lo que cueste. Tenemos otro grupo persuadido de lo contrario, es decir, de que hay que olvidarse de este tema de una vez y optar definitivamente por la integración. Y, por último, hay un numerosísimo tercer grupo de personas que, como yo, no tenemos ni la menor idea, que nos hemos perdido en un batiburrillo de sociedades disueltas e informes de parte y que ya no podemos seguir el debate sin sacarnos previamente una Ingeniería de Caminos y un máster en manejo de tuneladoras. Cabe apuntar que en el grupo del soterramiento hay ricos, pobres y mediopensionistas. Votantes del PSOE, del PP, de Vox y de Sumar. Porque resulta evidente que el soterramiento es algo bueno para la ciudad, algo que la transformaría totalmente, uno de esos hitos que marcan un antes y un después en nuestra historia como la llegada del ferrocarril, de Renault o de Peternac. Sin embargo, tengo la sensación de que en el segundo grupo hay algo más de sectarismo y un porcentaje de personas que, si escucharan a Puente decir que adelante con el soterramiento, sacarían pecho de lo bueno que es el PSOE y defenderían el proyecto con la misma vehemencia con la que ahora lo ridiculizan.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 4 de octubre de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).