
Es perfectamente comprensible que quien lo ha perdido todo reaccione de modo visceral, desesperado y agónico. Es perfectamente comprensible que quien duerme junto a un cadáver convierta su indignación en ira, la ira en barro y acabe por lanzarlo indiscriminadamente, como quien insultara al mismísimo cielo. Es perfectamente comprensible, incluso, que la rabia, la furia y la frustración de quien espera en la puerta de casa a su madre, a su hija o a su mujer se canalicen de formas poco ejemplares. Pero no es en absoluto comprensible que desde la prensa o desde el mundo político se aliente la violencia, se justifiquen las agresiones o se pidan linchamientos públicos en un momento en el que lo que se necesita es precisamente lo contrario, es decir, orden, calma y frialdad.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 4 de noviembre de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).