
Harley-Davidson no vende motos sino la posibilidad de que un funcionario gris, convencional y con la tensión un poco alta se vista de cuero los sábados y se vea a sí mismo como un tipo peligroso y rebelde que atemoriza a las granjeras en las gasolineras de Misuri. Trump no vende un ideario político sino la posibilidad de que tu primo José Luis, viticultor de Medina del Campo, ponga una foto suya en el estado de ‘Whatsapp’ y deje claro a su cuñada, la progre, que ha llegado la hora de beber lágrimas de ‘woke’. Está bien, no hacen daño a nadie y cada uno pasa el rato como quiere, aunque esto de lo ‘woke’ ya empiece a parecer una cosa de tuiteros viejecitos, que antes contaban batallitas de la guerra y ahora cuentan batallitas de la guerra cultural. Yo creo que piensan que el feminismo, el ecologismo o la igualdad racial son cosas que la gente defiende para molestarles a ellos. Y les recuerdo que no hace falta votar a Trump para que se calle Greta Thumberg: basta con apagar la tele y dejar de pasarse el día en redes sociales. Y ya está, con ese sencillo movimiento mandas a dormir a lo ‘woke’ y puedes cazarte unas perdices, apretarte un chuletón sangrante y pasar la tarde poniendo a parir a Tchouaméni sin mayor inconveniente.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 10 de noviembre de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).