Tengo a la niña leyendo el reportaje de Juan Fernández-Miranda y de Javier Chicote sobre la serie-bulo de Netflix ‘Asalto al Banco Central’. Lo está leyendo en papel, en la mesa de madera que hay a los pies del retrato de Unamuno que preside el salón. A todos los seres de la estancia nos duele, por lo tanto, España. A mí un poco menos desde que la veo leer con interés la prensa. «Hay esperanza», me digo. Habíamos visto la serie la semana pasada, nos apetecía pasar un rato viendo lo mismo y al mismo tiempo, algo que en otros tiempos era lo más normal del mundo pero que ahora es un acontecimiento. Porque en nuestra casa no se enciende la televisión más que para ver al Pucela, al Madrid y a los toreros sevillanos. Es decir, a los nuestros. No se trata de una promesa ni de una postura radical, simplemente no nos interesa nada más. Así que cuando termina el día nos sentamos en el sofá y yo leo mientras ella ve por quinta vez ‘Gossip Girl’ en la tableta.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 17 de noviembre de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).