
La lección parece comprensible: el Gobierno no tiene mayoría y es ridículo seguir simulando lo contrario. Y sucede que cuando un gobierno no tiene mayoría no puede gobernar. Ni aprobar iniciativas, ni sacar adelante presupuestos y ni siquiera -como es el caso- convalidar decretos leyes. Cabe recordar que si esto es así es porque el pueblo lo ha querido. Y cuando eso pasa y no tienes socios relevantes, no te queda otra que sentarte con el partido más votado, que en este caso es el PP. Y hablar. Eso es lo democrático: tramitas un proyecto de ley, lo haces pasar por todas las etapas que tenemos los países democráticos, lo debates en comisiones, lo negocias, incorporas las enmiendas, lo votas y, en su caso, lo apruebas con la mayoría parlamentaria que los ciudadanos no han querido darte en solitario.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 23 de enero de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).