
Debo ser el único español que se opone a que las pensiones se revaloricen con el IPC: me parece insostenible para el sistema, injusto para la sociedad y pernicioso para los jóvenes. También debo ser el único en contra de que el Estado regale el transporte a todo el mundo de modo indiscriminado. Pero también es cierto que, en España, de derechas quedamos cuatro. Todo ha ido tornando en un populismo socialfalangista y en un nacionalismo tercermundista ligado a ese asistencialismo paternalista tan pernicioso. Y tan de izquierdas. Así que, en definitiva, debo ser el único español de acuerdo con lo que votaron PP, Vox y Junts en el Congreso. Esto los incluye a ellos, que han salido raudos a aclarar que no están de acuerdo con lo que han votado y que, tan pronto se lo pidan por favor, votarán a favor de las mismas medidas que acaban de tumbar. Estamos viendo unas metamorfosis que ni Gregorio Samsa. El cacao del personal es terrible y se ve agravado con la llegada al poder de Trump. Gracias a él estamos viendo nacer extraños seres, híbridos excepcionales, criaturas extraordinarias que jamás esperé ver.
(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 25 de enero de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).