Vox no es un partido sino una marca bien construida y pensada para ir al mercado, no al gobierno. Tiene una promesa clara y un posicionamiento fuerte que marca su tono de comunicación. Abascal supo ver que en España había mercado para un movimiento ultra, porque toda tendencia global pide una filial local. Y cuando hay mercado, público y una necesidad, hay dinero. Si además tienes una marca, se trata solo de salir a la calle a cogerlo. Pero eso pasa por no gobernar y, por lo tanto, por expulsar a los que crean que detrás hay un objetivo político y no solamente empresarial. En las empresas no hay democracia interna sino accionistas, consejo de administración y empleados. El resto son solo clientes. Hace tiempo que Vox ha decidido que no es muleta sino sustituto del PP. No es su socio, sino su rival. Su objetivo último es destruirlo. No ha venido a ayudar a un cambio sino a imposibilitarlo, porque el sanchismo es la vaca lechera de la que salen sus votos y lo necesitan sano. 

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 10 de marzo de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).