Las generaciones llegan pisando el pedal del acelerador y se van pisando el de la sordina. Se hacen notar cuando aparecen, como una Harley, pero su crepúsculo es lento, silencioso e imperceptible, como el nacimiento de una cana. En España llevamos viviendo del rebufo de la ‘movida‘ cincuenta años. Aquella generación llegó como llega todo lo que merece la pena, dando el cante, reclamando su derecho a tirar las copas de la mesa y con esa soberbia que comparten los buenos artistas y los malos imitadores. Poco a poco esa generación se ha ido apagando, aunque haya quien todavía siga hablando de Almodóvar como un referente y veamos a parte de la industria cultural anclada en ese periodo, como si hubiera sido el único momento de esplendor creativo del país. De alguna manera podemos decir que lo que entonces nació como ruptura se acabó convirtiendo en oficialismo. Y lo contracultural pasó así a ser cultura de Estado.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 9 de marzo de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).