Un cocodrilo en el Pisuerga, un corzo por Puente Colgante, un caballo holandés enano en Montero Calvo, un mastodonte en Las Contiendas. ¿Qué será lo próximo? ¿Un unicornio en el Pinar? ¿Un chupacabras en el Cerro San Cristóbal? ¿Un presidente en el palco de Zorrilla? Uno no deja de sorprenderse. Dicen los que se lo encontraron que ya vieron algo raro en ese lugar en 2023, pero que con las lluvias de los últimos días decidieron volver -o eso he creído entender- para fisgar un poco hasta encontrarse finalmente con algo «alargado, parcialmente enterrado, de sección circular y desarrollo troncocónico». No sé, si yo me encuentro algo con esas características pienso que es un capirote de uno de la Sagrada Cena. Como mucho un resto de gnomo. Pero no valoro la posibilidad de que sea un cuerno de mastodonte, llámenme raro. Aquí águilas, conejillos, algún zorro. Pero criaturas de la era terciaria, las justas. Pero lo que más me sorprende es el relato posterior: «Cogí un piolet, una espátula y el cepillo de una escoba y subí para arriba», relata nuestro intrépido vecino. A mí lo que me llama la atención de todo esto no es que alguien decida ir a desenterrar una piedra con forma de cono en Las Contiendas, tampoco que sepa el significado de la palabra ‘troncocónico’ y mucho menos que tenga recuerdos de una cosa que vio por el campo hace dos años y pico. A mí lo que me llama la atención es que alguien tenga en casa un piolet. A no ser que nuestro vecino sea un comunista admirador de Ramón Mercader, en cuyo caso entra dentro de lo normal e incluso de lo deseable, son sus tradiciones y hay que respetarlas. Porque yo en mi casa no tengo piolets, qué le vamos a hacer. También es cierto que tampoco tengo espátulas. Y que no escalo, ni subo a Las Contiendas, ni tengo perros, ni nada.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 11 de abril de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).