Llego tarde, pero es que hasta ahora no había tenido nada que decir sobre ‘Adolescence‘, la serie del momento, que es un prodigio técnico y un coro de interpretaciones notables. Pero eso ustedes ya lo saben. Lo importante de ‘Adolescence‘ no es eso sino haber sido capaz de mostrarnos un hallazgo clave: la realidad es fractal y padres e hijos vivimos en mundos diferentes. Podemos compartir coordenadas, sofá e información genética. Podemos darles un beso cuando se van a la cama, hablar de la actualidad en la mesa y sentirnos orgullosos de que cedan el paso a las ancianas. Pero, en realidad, eso es solo una parte de su vida, porque el teléfono móvil les abre las puertas a dimensiones diversas donde son personas diferentes, con códigos distintos e incluso vidas paralelas. No sabemos muy bien qué hacen nuestros hijos ahí dentro, esa es la verdad. Pero más preocupante es que no sepamos quiénes son del todo.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 27 de abril de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).