Las encuestas publicadas durante las últimas semanas son esclarecedoras. Los votantes de Vox premian al partido en Valladolid –que crece–, y castiga al partido en Castilla y León, –que decrece–. Esto no parece opinable: según la encuesta de GAD3 para El Norte de Castilla, Vox pasaría de tres concejales a cuatro en las elecciones municipales. Según Sigma-Dos para El Mundo, Vox pasaría de trece a ocho o nueve procuradores en las Cortes. ¿Y qué ha podido pasar para que los votantes de Vox castiguen a su partido en las Cortes y lo premien en el Ayuntamiento de Valladolid? Pues que en el ayuntamiento han permanecido en un discreto segundo plano, garantizando la estabilidad y sin provocar desencuentros públicos con el PP mientras que en las Cortes han decidido romper el gobierno, abandonar sus cargos y ni siquiera ha querido negociar los presupuestos de Mañueco, con la excusa de los ‘menas’ y de la inmigración. Cabe recordar a los lectores que la ruptura por parte de Vox de todos los gobiernos autonómicos tuvo lugar tres días después de que se integrara en el grupo de Orban en Europa. Y cabe recordar que Orban –prorruso, proputin, protestante– es quien los financia con 9,2 millones de euros. Según fuentes presentes en la reunión en la que se comunicó la decisión de dimitir en bloque, fue el propio Garriga, secretario general de Vox, quien dijo que la decisión de salir de los gobiernos la han tomado «personas que saben mucho y que están por encima de nosotros». La única duda es si esas personas les dieron la orden o no en cirílico. Y si la pasta fue en rublos o en forintos.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 16 de mayo de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).