Hace un año incorporé la inteligencia artificial a mis dinámicas de trabajo. Lo hice en vísperas de lafinal de la Champions entre el Real Madrid y el Borussia Dortmund, con un objetivo tan simple como tradicional: encontrar ‘pubs’ en Londres donde se reunieran aficionados del equipo alemán para hacer un reportaje. En condiciones normales, habría consultado el censo londinense para identificar los barrios con mayor presencia de inmigrantes llegados de Westfalia. Aunque, para algunos, si vienes de Westfalia no eres inmigrante, sino expatriado. La diferencia entre una cosa y otra se mide en melanina.

Después habría perdido horas cruzando los datos con los mapas para buscar los bares más futboleros y patearme las calles en busca de los locales. Habría perdido horas. Sin embargo, con la IA –en mi caso, ChatGPT– fue inmediato: estos son los barrios, estos son los bares, y esta es la mejor forma de llegar teniendo en cuenta dónde está tu hotel. Hice lo mismo con el Real Madrid. Así que pude limitarme, como me enseñó Pery, a «ir, ver y contar», que no es lo mismo que «consultar el censo, cruzar pirámides de población, buscar alemanes, localizarlos, y entonces ir, ver y contar». El resultado: un gran ahorro de tiempo y, por tanto, de dinero.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 18 de mayo de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).