Yo recuerdo aquellos veranos en Suances, cuando aún éramos felices y el mundo iba a ser un eterno viernes por la tarde. Mi amigo Gonzalo leía ABC cuando yo solo leía Mortadelo, pero recuerdo que en sus páginas aparecía Alfonso Ussía como un presagio. Yo lo conocía porque mi madre lo oía por la radio en la cocina, era la época en la que los niños todavía podían ponerse malos y las madres aún podían entrar en las cocinas. Mi primera imagen de él fue su plumilla. Eran los tiempos de Mingote y la grapa del periódico y aquel tono de voz, aquella media sonrisa y esos ojos achinados se me metieron en el estilo. Luego pude verlo en la tele, convirtiendo su voz y su tinta en la verdad en tres dimensiones. Y el resto ya lo saben.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 25 de mayo de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).