Uno de los problemas de Castilla es que en las llanuras no existe el eco y, por eso, hemos de inventarlo. Una buena opción es callar. Otra, buscar muros para alzar la voz. En este sentido, al próximo cargo socialista que venga a Castilla y León para hablarnos de la España vacía o de ingeniosas campañas contra la despoblación voy a decirle que vale, que me parece bien, pero que lo que tenga que decir, que lo diga en la estación de Sanabria o en la de Medina del Campo. Que seguro que allí sus palabras resuenan más y encuentran el eco que la naturaleza no nos ha querido dar. Lo mismo le pediré al próximo zamorano que eche la culpa de su situación a Valladolid o al próximo sanabrés que se quiera hacer gallego. Este es el cariño que Galicia muestra a Sanabria. Y en cuanto a Valladolid, no somos nosotros quienes hemos decidido penalizar a su provincia y aislarla más de lo que ya está, sino el ministerio. Así que, siguiendo la línea de puntos conceptual, más allá del lógico veto al PSOE leiresanchista, habría que empezar a hablar de un más que merecido veto al Vigo leirecaballerista.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en El Norte de Castilla el 30 de mayo de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).