
La reacción del Grupo Socialista al tipo que ha permitido una organización criminal dentro de su partido y de su gobierno fue, por supuesto, una ovación. Pero no una ovación normal sino una que a punto estuvo de batir el récord de Pavarotti en La Scala. Lo hicieron en pie, firmes, emocionados como el coro de los peregrinos de Tannhäuser. Y a uno ya no le llega la imaginación para atisbar lo que harán cuándo salgan a la luz más casos, es posible que le lleven niños para que los bendiga, que salten la verja de Moncloa para arrancarle un trozo de su camisa vaquera o quizá que se limiten a celebrar en su nombre una misa de acción de gracias. Es difícil prever dónde está el límite de la humillación que están dispuestos a soportar. Pero está claro que aún no hemos llegado.
(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 10 de julio de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).