Hubo un tiempo en el que el rock no era un género musical sino una manera de vivir llevándose por delante hasta la tapa del ataúd. Conviene recordarlo hoy, que lo más salvaje que nos atrevemos a hacer es dejar el móvil en modo avión. Vivimos bajo la dictadura de los buenos muchachos, esos que creen que ir a los toros es ‘punkie’, ir a misa es ‘contracultural’ y tomar un Machaco de Rute es ‘canalla’. ‘Punkie’, ‘contracultural’ y ‘canalla’ son los términos que marcan la decadencia creativa en la que chapoteamos, arriesgando como un registrador de la propiedad que prueba el mezcal. Pero ha muerto Ozzy Osbourne y conviene recordar a los salvajes de verdad, a los que jamás bajaron al supermercado, ni pretendieron ser modelos de conducta ni aceptaron el título de embajador de UNICEF para la infancia. Los contraculturales de verdad, los canallas genuinos, los que nos enseñaron que no es lo mismo la oscuridad que su folklore.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 27 de julio de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).