
El propósito del 78 fue el de una nación reconciliada. Por eso, nuestro proceso constituyente no fue un pacto para el olvido sino una manera de inmortalizar el recuerdo, para no tener que repetirlo. Casi cincuenta años después, ya no existe una mayoría electoral capaz de sostenerlo. La izquierda y el nacionalismo han trabajado sin tregua para horadar la Constitución y su propósito, esa nación reconciliada que han convertido en nación quebrada, antesala del estado fallido y del conflicto civil. A la pulsión anti–78 se ha unido con especial vehemencia el populismo nacional-obrerista de Vox, que parece haber pasado de la interlocución con el PSOE a la coordinación. No se entiende de otra manera el servicio que Abascal presta deslegitimando a la Iglesia como institución y a la Constitución como marco. Porque cabe recordar que la España de Vox no cabe en la Constitución.
(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 18 de agosto de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).