
Netanyahu ha conseguido que hasta los más cafeteros nos bajemos del carro. Los que hemos defendido a Israel lo hacíamos porque eran la única democracia liberal de la zona y, por lo tanto, los únicos que jamás iban a llevar a cabo las atrocidades que hoy estamos viendo. Pero puestos a acabar con setenta mil personas, nada cambia el Dios al que recen. Hoy miramos avergonzados y con una inmensa pena la destrucción sistemática y planificada de Gaza, con sus habitantes dentro. Es decir, un genocidio. Como bien apunta Daniel Gascón, genocidio no es el superlativo de guerra. Tampoco es un asunto moral o político y, desde luego, no es una unidad de medida para el dolor. Genocidio es un término jurídico y, por lo tanto, su uso corresponde a los tribunales internacionales competentes, como la Corte Internacional de Justicia o la Corte Penal Internacional.
(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 20 de septiembre de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).