Ángel Antonio Herrera, mi vecino de contraportada, me dijo el viernes que perder los recuerdos es la vía para llegar a la pureza. La frase no se me va de la cabeza y transito, por lo tanto, desde la pureza del olvido hacia la corrupción de la memoria, que es la corrupción del adjetivo. Yo a Herrera lo envidio, lo admiro y lo quiero, en ese orden. Y no porque le quiera poco sino porque le admiro mucho. Y lo envidio más.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 21 de septiembre de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).