
El día amanecía interesante. Ya a la entrada al hemiciclo, Rufián avisaba al gobierno de que le retirarían su apoyo si la corrupción escalaba y el caso Cerdán se convertía en la «Gürtel del PSOE». Teniendo en cuenta que ‘escalar’ significa «subir, trepar por una pendiente» entiendo que ‘no va más’, como se dice en los casinos. Porque la trama ya está en la cúspide y lo único que puede hacer es descender en forma de metástasis, es decir, pasar de Ábalos y Cerdán hacia el resto de la organización y desde el ministerio de Transportes hacia el resto de ministerios, en forma de mordidas generalizadas en las adjudicaciones con las que el PSOE –y Paqui– se habrían financiado ilegalmente. Eso sí, pasando del ‘tres per cent’ al dos. España pierde poder adquisitivo hasta en las mordidas. Pero, volviendo al tema, sucede que la UCO ya sitúa a Cerdán como enlace entre gobierno, PSOE y las empresas. Es decir, ya estamos en ese punto que Rufián anuncia como ‘non plus ultra’. Por lo que la amenaza suena poco creíble. Como muestra, la diputada de ERC, Pilar Vallugera, que no utilizó su turno en la sesión de control para avisar al gobierno de que no sostendrían un minuto más este enorme estercolero sino para acusar a los jueces de reaccionarios y acordarse de Franco. Por cierto, de la relación de Mussolini con su partido, el primero genuinamente fascista de España, no dijo nada. Tampoco de sus ‘escamots’ ni de sus camisas verdes marchando sobre Barcelona. Qué cosas.
(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 20 de noviembre de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).