Dice Ayuso que, a partir de ahora, el 20N será un día histórico para la democracia española. La comprendo en parte, es la épica del españolito haciendo frente a los poderosos y ganándolos, un poco Agustina de Aragón, un poco Curro Jiménez. Y en parte lo comparto: España ha demostrado que, a pesar del PSOE, sigue conservando la apariencia de un Estado de derecho en el que los ciudadanos disponen de armas para defenderse del uso arbitrario del poder. Y eso aunque el españolito sea, casi seguro, un defraudador. Pero su posible culpabilidad no menoscaba su derecho a la defensa. Muy al contrario, cuantos más indicios de culpabilidad pesen sobre alguien, mayores han de ser sus garantías procesales. Eso es la democracia: un sistema de contrapesos para que la mayoría no abuse de su poder frente a la minoría. Y la minoría esencial es el individuo. Esto es exactamente lo contrario de la ‘soberanía popular’ pregonada por Sánchez, Podemos, Sumar, Esquerra, Bildu, PNV –qué vergüenza los ‘jeltzales’, indistinguibles de las alfombras de sus propios ‘batzokis’– y el resto de partidos antidemocráticos. Porque hay que empezar a dejar claro que aquellos que no creen en la separación de poderes, que no respetan las sentencias del tribunal competente y que claman por una reforma para que el ejecutivo tome el control del judicial no pueden ser democráticos. Y si fuéramos un país serio, se les aplicaría la ley de partidos al estar pidiendo, de hecho, que se violen los principios democráticos y que se destruya nuestro sistema de libertades. Y sea quien sea el siguiente fiscal general habrá sido propuesto por un gobierno que no cuenta con la confianza del Congreso, es decir, por un gobierno legal, pero ilegítimo, lo que proyecta la sombra de su ilegitimidad sobre él y, por lo tanto, lo hace inidóneo desde su origen.

(Este párrafo forma parte de un texto que se publicó originalmente en ABC el 24 de noviembre de 2025. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).