James W. jamás salía de casa sin su cuaderno de ideas, una pequeña libreta de alambre espiral con todas las hojas en blanco y que se cerraba atando a su alrededor una cuerda seca. La libreta parecía antiquísima, pero, en realidad, ya la compró así en aquel mercadillo medieval. Parecía un libro de magia o un antiguo recetario de pócimas escritas en runas, pero lo que en realidad contenía era su testamento. Y no uno al uso, uno de esos que reparten las posesiones a los familiares, ya que James W. no poseía prácticamente nada. Y lo que poseía, carecía de valor. Muy al contrario, su testamento era meramente intelectual, un legado de ideas que iba tachando a medida que las iba llevando a la realidad, de modo que las que allí quedaran al final serían las que no habría podido llevar a cabo. En realidad, había mucha vida en aquel documento de muerte puesto que la existencia de cualquier proyecto lleva implícita una fe tácita en el futuro. Pero como él era un suicida vocacional el tiempo que veía por delante era el que le distanciaba del final, haciendo del futuro una despedida larga y paulatina. 

Sin embargo, comenzaba de un modo bello: «James W. declara su fe en Dios, amor a su mujer, hijos y nietos, lealtad a los amigos y respeto a los adversarios. Pide perdón a quien haya podido ofender y da las gracias a cuantos lo han querido y ayudado». Y esto cierta gracia puesto que James W. no tenía mujer, hijos ni nietos. Pero, de haberlos tenido, los habría amado. Era un romántico enfermizo y delirante. Y las ideas que recogía, ciertamente interesantes. Venían ordenadas cronológicamente y, vistas en conjunto, dejaban claro que era, ante todo, James W. era un mago de la ‘performance’, un genio del ‘ready made’, un Duchamp castizo y errático. Las tenía ordenadas de este modo:

Idea 1: una novela en la cual se cuenta la historia de un hombre que escribe una obra de teatro. En dicha obra, el protagonista se suicida. Cuando se vaya a interpretar por primera vez, veremos que el escritor/actor se suicida de verdad, haciéndonos entender que, en realidad, toda la novela era la planificación subrepticia de un asesinato: el suyo propio.

Idea 2: un libro que solo contiene un párrafo y una nota al pie de más de doscientas páginas. Es decir, el libro entero es una nota a pie de página que explica un párrafo sin interés. «La vida —aclara en el testamento— es solo una explicación enrevesada de una realidad anodina. Y esta es la mejor manera de mostrarlo».

Idea 3: un libro que es íntegramente una crítica y un comentario a otro libro. Con la salvedad de que el otro no existe. Es decir, el libro es una crítica de ficción a un libro imaginario. Algo parecido al amor.

Idea 4: una película expuesta sin montar. Todos los fotogramas están impresos por separado, uno a uno y colgados en la pared de un museo de arte contemporáneo. La película está, pero no somos capaces de verla como un continuo espacio-tiempo. La vida tampoco.

Idea 5: una serie de esculturas de personajes. Cada uno lleva un maletín y dentro, un libro diferente, escrito por mí y que nadie leerá jamás porque no saben que existe, pero está dentro del maletín del personaje al que observan. La gente cree que ve esculturas, pero, en realidad, son Caballos de Troya, escaparates de otra obra. No somos capaces de ver la obra sino el trampantojo de la obra.

Idea 6: escribir un libro, pero considerarlo como una obra de arte única, como si fuera un cuadro. Se producirá un solo ejemplar y se venderá por 3.000€ a cambio de que no se pueda reproducir ni total ni parcialmente jamás. 

Idea 7: escribir toda mi obra de una vez, meterla en un pendrive, meter ese ‘pendrive’ dentro de un cubo de granito y olvidarlo en medio del campo, de modo que la gente pueda observar un bloque de granito como corteza/coraza/escudo/cráneo de una obra desconocida y misteriosa, que desconocen, pero que suponen genial.

Idea 8: escribir los dos primeros libros. Como siempre dirán que el primero era mejor que el segundo, cambiar el orden y sacar primero el segundo.

Idea 9: componer una canción que dure 24 horas, un día entero. Se ejecuta en directo una sola vez, sin dormir, sin comer, sin parar. La vida no tiene interrupciones y la canción tampoco.

Idea 10: dos personas que se odian se escriben una correspondencia con sendos pseudónimos. Y se enamoran. Es decir, se enamoran los pseudónimos, como metáfora del amor ideal y literario frente a la vulgaridad de lo real. Las reales siguen sin soportarse.

Idea 14: exponer bolsos abiertos de mujeres como el gran misterio

Idea 11: un diario en el que falta un día. El autor se da cuenta de que falta por casualidad e intenta averiguar qué ha pasado, qué hizo, pero no consigue saberlo jamás. Ha desaparecido un día de su vida y él no se ha llegado a enterar. 

Idea 12: una novela que abarca la relación entre arte y amor. El protagonista, al principio, siente un amor inmenso hacia su mujer y no tiene ninguna capacidad de crear arte. Pero, a medida que el amor va muriendo, va creciendo el artista. Y el arco narrativo llega al cénit cuando ya solo hay arte y no queda amor. Se ha convertido en artista.

Idea 14: exponer bolsos abiertos de mujeres como el gran misterio.

Idea 15: enmarcar un bolso y llevarlo colgando.

Idea 16: crónicas de exposiciones que no existen para mostrar ideas brillantes sin tener que hacerlas. Lo que vale la pena es la literatura que nace al observar el arte, no el arte. El arte es un acelerador del fuego, no es el fuego. 

Idea 17: escribir textos en un pentagrama, para dignificarlo. De algún modo, no solo creas un texto sino, sin quererlo, una música secreta.

Idea 18: sacar un disco solo con las partituras. Para escucharlo hay que ser capaz de interpretarlo.

Estas eran las ideas del testamento de James W. Algunas podrían considerarse estupideces, pero otras eran realmente interesantes. Su testamento era, en sí, una obra de arte. Paradójicamente, toda una vida intentando crear arte cuando, en realidad, lo único valioso eran variaciones de una misma idea: que el arte verdadero no se puede crear porque estaba antes que el observador. (Continuará).

(Este texto forma parte de la serie ‘Todas las muertes de James W.’, publicado en ABC Cultural el 23 de junio de 2023. Disponible haciendo clic aquí).