i esto fuera la televisión distorsionaría su voz para que no se les pudiera reconocer. Como no lo es me limitaré a cambiar nombres, profesiones y a poner algo de fantasía en sus biografías para que su anonimato quede preservado. El primero de los dos protagonistas es Jaime, un hombre alto, atlético y guapo, aunque últimamente ha engordado. Hoy está felizmente casado, cuida a sus hijos y se dedica al mundo de la empresa. Es feliz, pero no siempre fue así. Hace diez años tuvo que huir de su primer matrimonio, un infierno en el que su mujer le pegaba. Sí, le agredía físicamente, le daba palizas. Él se dejaba. Cuando me lo contó, le pregunté que por qué lo permitía. Su respuesta es triste: «¿Tú me has visto a mí y la has visto a ella? ¿Crees que alguien se puede creer que ella me arrincone en una esquina y me pegue?». Efectivamente, si él quisiera la ‘pelea’ duraría un segundo. Pero, para eso, mi amigo tendría que defenderse. Y entonces ella denunciaría, diría que era ella la que se defendía de él y Jaime terminaría en la cárcel.

(Este es el primer párrafo de un texto que se publicó originalmente en ABC el 11 de mayo de 2024. Al ser contenido premium, solo puede ser leído íntegramente aquí. Si no se han suscrito, les animo a que lo hagan. La suscripción es muy barata a cambio de muchísimo y necesitamos más que nunca prensa libre).