Usted y yo, pequeños pecadores de chichinabo, lidiamos con un solo pecado original, pero como Patxi López es de Bilbao suma tres. El primero, haber sido lehendakari gracias al PP. El segundo, haber sido presidente del Congreso gracias al PP. Y el tercero haber ridiculizado a Sánchez en aquellas primarias para goce y disfrute del PP. No hay agua en el mundo capaz de purificar estos pecados, fundamentalmente el tercero. Así que, a falta de Jordán, Patxi saca el Nervión, tira de margen izquierda, recita el pedigrí, lo pone a los pies del amo y se deja poseer por ese tonillo arrabalero que le convierte a la vez en heredero de Susana, de Pedro y de sí mismo. Las tres familias unidas de nuevo en una única estirpe sagrada. Y comienza así una intervención para hacerse perdonar, mostrar pureza de sangre y hacer pagar al PP su ayuda incondicional, qué se habrán creído estos fascistas. Pero se le va el punto. Y se le va tanto que comienza a desbarrar y observamos cómo, delante de nuestros ojos, la vergüenza ajena nace como una borrasca sobre Sestao y las corrientes mueven desde la bancada Voxera hasta la tribuna de oradores. Y ahí se queda, justo encima de Patxi, que comienza a gritar, a echar espumarajos dialécticos como si estuviera poseído y hasta jura en lenguas muertas, como los apóstoles en Pentecostés. El milagro de la xenoglosia de Patxi. Una pasada.

Y ahí se quedó el nubarrón negro, proyectando sombra y alipori en un mitin diseñado exclusivamente para poder ser troceado en pequeños videos que subir a redes sociales y dar a los más cafeteros su dosis de radicalización. Porque esto funciona así, nadie habla para el resto de diputados, ni para la prensa ni muchísimo menos para ustedes. Ahora todos hablan para las redes sociales y diseñan sus discursos de modo que se puedan extraer fragmentos de menos un minuto y que terminen con una ovación al ritmo sabrosón que marque Rafa Simancas. Yo no culpo a Patxi, para eso le pusieron y el tipo lo borda. Y lo borda tanto que, de repente, Tamames levanta la mano como mi sobrina cuando quiere hablar, interviene a lo loco y le dice a Patxi que qué le pasa, que si está bien, que no entiende por qué grita tanto ni por qué sobreactúa de esa manera y que, si lo necesitara, le podría prestar una pastilla de cafinitrina para evitarle un infarto.

Ese es sin duda, el mejor Tamames, el que acota desde el público, el que interviene cuando le sale de las narices y, ya que Patxi habla para Twitter, él le sigue el rollo y comenta como si estuviera con el móvil en la mano viendo Eurovisión, una especie de ‘Follonero’ ‘avant la lettre’, un troll en vivo y en directo. Con Tamames se inaugura la figura del ‘defensor del pueblo tuitero’ y yo propongo que lo dejen ahí sentado, al lado de Aitor Esteban, que podamos ver cómo saca de quicio sus suspirillos carlistas. Que lo dejen puntualizando inexactitudes para siempre, haciendo gracietas con cara de estar dándote una conferencia sobre la paz de Brest-Litovsk o el pacto Ribbentrop-Mólotov y afeando conductas como aquellas tacañonas de ‘Un, dos, tres’. Tamames es una especie de voz en off de la transición en el propio hemiciclo, una Marianne que guía al pueblo mientras cruje los folios contra el micro y escucha portavoces con la mano preparada para pulsar el botón de ‘Tú sí que vales’.

Un poco antes Cuca, que es la antítesis de todo esto. Si Patxi y Ramón son el Dúo Sacapuntas de la cosa, Cuca es la voz del BOE, la Siri del centroderecha, una inteligencia artificial que ni brilla, ni falla. Por eso, aplaudirla como lo hizo la bancada popular, puesta en pie como ante la ‘prima donna’ del Liceo, llama la atención. Porque aplaudir a Cuca es aplaudir a un martes por la tarde. Y Cuca y entusiasmo forman un oxímoron. A Tamames le aplaudieron Vox y Cayetana. A Pedro, sobre todo Iceta. Y Batet: «Al no haberse obtenido la mayoría absoluta de los miembros de la Cámara, se entiende rechazada la moción de censura». La guerra ha terminado. Cafinitrina y a casa.

(Esta crónica se publicó originalmente en ABC el 23 de marzo de 2023 con motivo de la moción de censura. Disponible haciendo clic aquí).

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