Me gustaría escribir “El Quijote según Dulcinea”. Nada pretencioso. También me gustaría conversar con la mujer que jodió la vida a Quique González o a Iván Ferreiro, por ejemplo, para que me contaran su versión. Pero la versión extendida. La de toda la noche, muchas copas y mucho tabaco. La versión del director, es decir, de ella.
Porque siempre hay dos versiones. Y tú tiendes a pensar que el punto medio entre ambas es lo más cercano a la verdad. Pero yo te aseguro que en el punto medio lo que te vas a encontrar es lo más cercano a la mentira. El punto medio es de una mediocridad insufrible. Yo puedo ponerme de parte de ambos extremos si es necesario, de Iván y de “M”, de Quique y de Rebequita. Siempre de Nacho, nunca de Cristina. Pero no podría ponerme de parte del punto medio, porque allí ni hay nadie ni nunca ha pasado nada. El punto medio no existe. El punto medio es dar tu vida por Suiza.
– Me dejaste sola.
– No. Sólo te sentiste sola.
– Es lo mismo.
– No lo es.
El punto medio es la equidistancia y yo me niego a comprar esta patraña. Abracemos los dos extremos, que los dos son verdad y que no es lo mismo que abrazar el punto medio. Tú tenías las mejores intenciones porque he leído tus versos más tristes de esas noches y además te conozco y jamás le habrías dejado sola. Pero lo hiciste mal, José María. Las intenciones son tu visión de ti mismo, pero las acciones son su visión de ti mismo, que es lo que importa. Ella critica tus acciones, tus intenciones no las conoce. Y si las conoce, no se las cree, y eso es en parte porque te conoce bien.
La versión tuya no me importa porque ya da igual. Heráclito, dinamismo, ríos. Panta rei. Has llegado al límite y ahora ella ya no es ella. Te encontrarás con la cara más cruda de la realidad, y te vas a cagar. Verás el castigo sin piedad, la crueldad más extrema de una Dulcinea destruyendo a Don Quijote en una conversación con sus amigas en la que casi con total seguridad el tono será humillante ante su personalidad y despectivo ante lo excesivo y desproporcionado del amor de “ese chalao”, como suelen ser siempre esas conversaciones cuando dejas de importar. No me lo niegues, que yo las he oído. Da igual que Don Quijote estuviera salvando a la humanidad o viendo un Osasuna-Getafe, Jose María. Ese día, ella se sintió sola. Ya te he dicho que da igual que no lo estuviera: Ella-se-sintió-sola. Fin. No hay vuelta atrás. Full stop.
Otros muchos días, por ejemplo, será al revés y te echará en cara lo contrario: tiempo para ella. Ahí como verás ya daba igual estar sola, Chema. Eso no se llama estar sola sino “Tiempo/Espacio para ella”. El problema es estar sola cuando ella no quiere estarlo, tú pintas una puta mierda. “Tiempo/Espacio para ella” y “Estar sola” no son colorarios sino excluyentes. Esto es como “Piedra-Papel-Tijera”: “Espacio-Soledad-Agobio”. Espacio gana a soledad y soledad a agobio, que a su vez pierde con espacio o con tiempo. O al revés. Mira, yo que sé, Chema, yo qué mierdas s´w, yo tampoco lo entiendo, pero c’est la vie, chaval. Para hacer esto bien hay que ser Grey. Y Grey -como madre-, no hay más que uno. Y no eres tú. Pringao.
Has de aprender que tus acciones no son sólo tus acciones. Tus acciones son también tus no-acciones, tus omisiones. Tus acciones son tus miradas y tus acciones son tus motivos (que ella llama excusas). Tus acciones son fundamentalmente resultado de tus prioridades, por lo tanto tus acciones son la consecuencia de querer ser tu mismo. “Ser tú mismo”, dices, y yo no se si reir o si llorar, amigo. Siento decirte que si has llegado aquí es porque ser tú mismo sólo es buena opción cuando no eres gilipollas, como es tu caso. Haber elegido susto. Si quieres que lo vuestro vaya bien tienes que ser quien ella quiere que seas, y todo esto aparentando que tú eres así in natura, porque si se te ve el plumero caes en el calzonazismo, que es como el nazismo pero en tonos rosa palo. Si quieres, puedes vivir en el delirio de ser tu mismo, en la ilusión de la pureza, con dos cojones, pero te aviso que vas mal por ahí. Si quieres ser tú mismo del todo ármate de valor porque te espera la soledad y hay que tenerlos bien puestos para aguantarla. Cuadrados. Yo te enseño.
Mira Chema, y ya termino. Lo siento mucho, pero lo que te han vendido no existe. Todo va bien cuando va bien de modo natural, cuando todo funciona siendo cada uno él mismo. Cuando no hay reproches, ni pasado y solo está el asombro, las bromas privadas esas que solo entendéis vosotros, la maravilla que es el mundo por haberte cruzado con tu media naranja en el lugar preciso y en el momento preciso, y cuando el universo conspira y sois especiales, no como el resto, y vosotros si que sabéis, y esto es especial, y juntos hasta la muerte pese a todo y pese a todos, y todas estas cosas que son tan sumamente únicas y especiales que las ha sentido hasta mi sobrino de nueve años unas trescientas veces, y esta vez sí que sí y esta vez es diferente. TODOS te entendemos y por ello nos apiadamos de ti porque lo único diferente que hay esta vez es la manera en la que te va a mandar a la mierda el preciso día que se sienta sola o que tú quieras ser tu mismo y te de por mirar a tu derecha y cruces la mirada con tu media naranja en el lugar preciso y en el momento preciso y el universo conspire y seáis especiales no como el resto y vosotros sí que sabéis y esto es especial y juntos hasta la muerte pese a todo y pese a todos y todas esas cosas que son tan sumamente únicas y especiales…
Ad infinitum, Josefus. Ad infinitum et plus ultra. Así que deja el punto medio que aquí lo único que hay es mucho extremo y muy vicioso. Acepta las reglas cuanto antes. Y calienta, que debutas.