Nudus

Buscas felicidad, pero yo busco paz. Buscas a James Dean para perderte con él por carreteras secundarias, pero yo ya vengo de esas carreteras y ahora sólo busco un refugio en el que poder ser yo sin necesidad de demostraciones públicas de yoísmo. Llega una edad en la que interpretar tu propio papel lleva a la autoparodia; nada peor que imitarse a si mismo. Y mientras, tú quieres emociones intensas y yo serenidad. Mi estoicismo versus tu hedonismo. Tus veranos frente a mis otoños. Estoy vacunado contra la utopía, quiero vivir despacio, sin fuegos de artificio ni obsesión por los espacios comunes. Pero utopía eres tú y tu pupila, que siempre es negra. Lo que le clavaron a Bécquer fue el iris y se lo clavaron hasta el fondo. El arco iris al completo de Cupido mirando el cielo. Como siempre, como a todos. También a James. Sobre todo a James.

La vida avanza y a veces me empiezo a sentir cansado. Prefiero un apoyo que una sensación de riesgo constante. Busco un abrazo, también cariño y desde hace poco, me sorprendo necesitando incluso un poco de protección, fíjate para lo que hemos quedado. Con lo que una ha sido. Ya estamos un poco cansados todos de ser James, entre otras cosas porque él sólo llegó a cumplir 24 y es tan necesario ser James Dean cuando se tienen 24 como ridículo cuando ya no se tienen. No soy ya eso, -ni tú Natalie Wood, por cierto-, pero estoy seguro que de seguir vivo James habría dejado de ser James y habría protagonizado “Born to be domestic” desde su familiar casa de campo de Indiana, lleno de amigos, de nietos y de barbacoas. Y quizá para entonces ya no estaría por allí ni la moto ni la chupa ni el cigarro. De la tía mala, ni hablamos.

No tienes miedo, pero yo sí. Pasan los años y llegan los miedos, lo reconozco. La vida son los miedos que van llegando mientras escribimos para derrotarlos; muchos miedos los llevo en secreto, otros los puedes suponer. Pero yo también noto algunos días cómo esos miedos me aprietan la garganta. Dormir solo no es problema; el problema es la soledad despierto, cuando el insomnio llega para recordarte que quizá seas la única persona despierta del planeta. ¿Cabe soledad más grande? ¿Nunca lo habías pensado?

Las cosas cambian: ya no busco, comienzo a encontrar las enseñanzas y las respuestas en mi mismo y en mi propio destino. No descarto que llegaras para enseñarme ciertas cosas. No descarto que yo exista para ayudarte a ti a entender otras. Karma por Karma. En ese caso sabes que estamos pillados por los huevos, pero al menos las cartas ya estarían boca arriba y a la vista; si algo he aprendido es que todo cobra sentido en el momento en el que tiene que cobrar sentido, no en el momento en el que tú necesites que lo cobre. Las cartas son las mismas para todos, pero en este Texas Hold’Em lo que nos diferencia no son las cartas descubiertas, sino las tapadas. Van cayendo rivales mientras nosotros esperamos a la mano final, pero resulta bastante conveniente llegar a esa mano vivos. No como Natalie. No como James.

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