– Solo hay mierda, mierda indie para esos modernos mediocres.
– Mira, tienes razón en que lo que hacen es una basura, pero es basura popular y a la gente le gusta. Está hecho para gente facilona y tú… tú creas para una élite que, por cierto, no existe.
– Ya, pero aún así no soporto que estos mierdas se crean la élite cuando no me llegan a la suela de los zapatos. Yo no soy lo que dice la crítica.
– ¿Pero por qué te preocupa lo que piensen ellos, Juan?
– ¡Porque si no les gustas a ellos no te llama ni Dios! ¡Ellos son los que quitan y ponen cabezas de cartel, son los que mandan!
– ¿Los que mandan? Solo son los que pagan, Juan. Hazte indie.
– Ya soy más indie que ellos.
– Puede, pero no lo pareces
– Pero, ¿por qué?
– Por tu manera de drogarte. Tú te drogas para ser tú. Ellos se drogan para olvidar que no son como tú.
Juan parecía asentir mientras miraba al techo ennegrecido de El Junco, pero rápidamente cambió de opinión y negó con la cabeza mientras apuraba el bourbon de un trago.
– Ni ellos ni yo somos NADA. Solamente lenguaje.
– Entonces, querido, tenía razón la crítica.
(Continúa aquí)