– He pasado por la plaza y me he encontrado con Félix
– ¿Vivo o muerto?
– Vivo, creo.
– ¿Estaba disfrazado de artista o de crítico?
– De artista.
– Vivo, entonces.
– Puede ser. Desde luego, a estos se les acaba la imaginación donde se les acaba el rabillo de la boina. No entienden nada.
– Sí, entienden, no somos más listos que nadie. El hombre libre, este tal Félix o quien sea, entiende todo y puede pasar de un tema a otro, de un cuadro a otro, sin problema, sin dificultad, quiere disfrutar, quiere pasar el tiempo. Somos nosotros, los profesionales, los que no disfrutamos. Queremos ganar, no disfrutar. Imponernos. Mear encima del pis ajeno.
– Pis de artista, en todo caso.
– ¿Lo ves? Hablamos siempre cuando menos conviene, nos explayamos en chorradas, perseguimos a la gente para meterle nuestro arte por el culo aunque no quiera. No somos felices.
– Somos esclavos
– Esclavos pelando con esclavos…
– …para impresionar a los hombres libres.
– Les acabas de llamar paletos.
– Lo son.
– Pero no tienen intereses personales en esto. Son los únicos que han entendido bien el arte. Menos gravedad, tío.
– Parece que nos va la vida en ello.
– Peor aún. Nos va el salario.
– Pues calla y haz como que pintas.