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No hay nada más bello que los primeros días de un gobierno de izquierdas. Se asemejan a un nuevo despertar global, a esa sensación de aire puro que entra cuando abres la ventana de la habitación cada mañana y el día va conquistando el espacio a la noche a través de luz y de ese olor que mezcla la primavera con el detergente de la ropa blanca de la vecina del primero. Pues eso pero a lo bestia, han abierto las puertas a todo un país que se nota ahora ventilado, un país que huele a socialdemocracia, a suavizante y a amor.

La derecha cafre y la izquierda de pancarta y sonajero tienen algo en común: ambas viven alejadas del racionalismo y de la prudencia. Así, mientras los unos ya han decidido que Sánchez venderá España a los nacionalistas y a Venezuela, los otros abrazan todos los nombres que van cayendo siendo quienes sean -yo creo que algunos se los han inventado-, hasta el punto que, de repente, tan socialdemócratas manos aplauden con energía y fervor el neoliberalismo de Nadia Calviño. Sobra decir que si ese nombre lo hubiera puesto sobre la mesa Ciudadanos, seria una enviada del IBEX. Si fuera el PP, se daría por hecho que la envía la terna formada por Legionarios de Cristo/Trump/Israel. Pero no, lo hace el equilibrio de un gobierno moderado, como lo es el amor cuando comienza. ¡Ah, que bellas las promesas florales del progreso cuando llega junio!

Los Niños de San Ildefonso de la prensa van soltando nombres como pétalos trianeros al paso de palio de la socialdemocracia. Ha vuelto la sonrisa, la ilusión, la alegría y la belleza en esta primavera socialdemócrata. ¡Ah, qué dulce el suave sabor de la izquierda moderada! ¡Qué tierno el tiempo cuando no hay decisiones que tomar! ¡Qué integrador el néctar del centro izquierda, qué paritario el mundo recién pintado!

Llega el reformismo, el europeísmo, el respeto a las minorías, el compromiso por la igualdad, la repetición de conceptos ad nauseam, las actitudes de consenso y talante, el reinado de las palabras rosa palo como diálogo o participación, se oyen hurras por la representación, loas y oraciones laicas de equilibrio… ¡Ah, que aterciopelado se siente el progreso cuando llega en forma de astronauta!

Enmarquen la foto de Sánchez aún sin canas, levanten su copa y brinden por el tiempo de las cerezas. Solo se puede ser de izquierdas en la oposición y el PSOE lo sabe. No tengan, por lo tanto, miedo. ¡Tres hurras por Maastricht! ¡Abajo el déficit! Todo está a salvo, al menos durante un tiempo y nos esperan cien días maravillosos. Recuerden estos momentos cuando se acerque el invierno. Las decisiones difíciles tienen muy poco de primaveral y un gobierno tan débil no deja de ser un trampantojo, pero tendrá sentido. Polvo será, más polvo socialdemócrata.

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