abalos

(Esta columna fue publicada originalmente el 4 de diciembre de 2018 en El Norte de Castilla)

La llamada Reconquista es uno de los episodios de la historia de España más desconocidos por parte de la sociedad, que se limita a despachar ochos siglos en una frasecita, a saber, que “en el 711 entraron los ‘moros’ y estuvimos a leches hasta que en 1492 los echamos”. Luego, los Reyes Católicos, donde parece comenzar la historia popular, la mainstream. Entre el 711 y el 1492, nada, supongo. Nos ventilamos así ochocientos años con una frasecita chusca, como si la cosa no fuera con nosotros y como si ‘nosotros’ fuéramos uno y no todos los bandos a la vez. Desde 1492 hasta hoy han pasado poco más de cinco siglos, es decir, mucho menos de lo que duró la Reconquista. Podríamos resumir estos cinco siglos del mismo modo que hacemos con los otros ocho y decir, por ejemplo, que “conquistamos América, luego la perdimos y entonces llegó Ábalos”.

El ministro de Fomento se convirtió el domingo en portavoz de la ejecutiva federal del PSOE. Yo me pregunto qué pasa últimamente en Ferraz y por qué Ábalos parece haber sustituido a Puente. Mientras escribo esta columna, el alcalde de Valladolid aún no ha hecho declaraciones ni escrito un tweet -y mira que es difícil- acerca del tema andaluz y no creo que sea casual. No tengo claro el motivo por el que no habla, pero, si es lo que parece, resulta una pésima idea cambiar de portavoz de facto y poner al incendiario Ábalos a apagar fuegos electorales, pero no cabe duda que exigir brillantez a Sánchez es pedir mucho más de lo que puede dar. Decía que salió Ábalos diciendo que había que “garantizar un gobierno constitucionalista”, “parar el avance de las fuerzas no constitucionalistas”, “no permitir que los extremistas marquen la agenda” y que en Europa “se aislan estos fenómenos”. Yo me frotaba los ojos pensando que evidentemente hablaba de sus socios de moción y que este PSOE había visto la luz como San Pablo e iba a abandonar a Otegis, Torras, Rufianes y Echeniques habida cuenta que el resultado de VOX en Andalucía es fundamentalmente una reacción a la traición de Sánchez pactando con los enemigos declarados de España, pero no. Hablaba de los de enfrente. El resto no puede pactar con nadie. Ellos, sí porque ellos son los buenos. Hay que tener muy poca vergüenza y tratar a tus votantes definitivamente como imbéciles para decir eso sin ponerse colorado.

Pero aún así, eso es lo de menos. Lo que me preocupa más no es la demagogia burda, sino la traca final del valenciano. Dijo el aportavozado ministro que “hablar de Reconquista no sé si tiene mucho que ver con cambio, pero a nosotros nos suena a otros periodos de la historia, especialmente a los que estudiamos en otras épocas mas tenebrosas”.

Desde luego, ver a Abascal a caballo diciendo tonterías acerca de que él no quiere una España de Almanzor -como si Almanzor fuera menos español que él-, me revuelve el intelecto. Pero escuchar al PSOE identificar la enseñanza y valores de la Reconquista con la dictadura de Franco y a la vez todo ello con VOX muestra una ignorancia que no es compatible con el gobierno de España y que deja entrever lo que piensa de su país y de su historia. Y así nos va. A ver si nos vamos enterando y leemos un poquito: esos ochos siglos representan la mayor aventura jamás contada por la humanidad, ex aequo con la conquista de América y acaso con la historia del pueblo judío y, en todo caso, es la historia de nuestra tierra y de nuestros antepasados, también de los de Ábalos, aunque aún no se haya enterado.

Haría bien el ministro en estudiar, yo me ofrezco a explicarle la reconquista paso a paso, pero sobre todo haría bien en pasarse por cualquier punto de Castilla y León o de Andalucía para entender que lo que a él le recuerda a una época oscura a nosotros nos recuerda a nuestra propia cultura y a nuestra sangre y, si no es capaz de ilustrarse, debe en todo caso aprender a callar y respetar. Pocas épocas más oscuras para España que aquellas en las que alguien como Ábalos es capaz de llegar a portavoz. Su historia, me temo, se contará en mucho menos de una frase.

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