intemperie

Lo malo de la inauguración de SEMINCI es esa hora de nadie en la que no sabes si alargar la sobremesa o inaugurar el primer vino de la pre-cena; una hora canalla en la que puedes ir vestido con la ropa con la que saliste a tomar el vermú o ponerte etiqueta preventiva, con la certeza de que en ambos casos vas a quedar igual de mal; de hecho, este año valoré ponerme un smoking azul-alcalde, por puro chauvinismo pucelano, pero luego vi que Puente no arriesgaba, que apostaba por un correctísimo smoking como de declaración institucional -supongo que por si le tocaba ponerse de comandante en jefe para cubrir la cena de Marlaska- y al final desempolvé el traje de torero muerto, con cornada de espejo incluida; una hora mágica, decía, en la que las parejas invitadas logran el milagro de la bilocación y, mientras ellos cruzan en canoa la calle Angustias bajo una lluvia gris marengo, ellas pasean a cámara lenta con el resplandor de quien ha aparcado el yate en el puerto antiguo de Cannes.

Lo más angustioso es esa alfombra verde, que vista desde su principio te lleva a la final de los 200 obstáculos en los Juegos Olímpicos. Uno se prepara para avanzar y va cogiendo fuerza para lo que se le viene encima: un par de conocidos en el photocall, un exjefe guiñándote un ojo, Unamuno de día libre, una azafata descartando una petición de mano; eso, mucho abrazo y mucha visión túnel, que es lo que hacemos los tímidos para hacernos los tontos. Que no dudo yo del amor al séptimo arte del personal ni pongo en tela de juicio la filmoteca ajena, pero que un poquito de postureo, también había. Y el Instagram, cargado en el bolsillo. Y el grupo ‘Familia’ de whatsapp, ardiendo y preguntado por los Bardem, que he de reconocer que yo iba acojonado por si me topaba con alguno de ellos en el baño, sin escapatoria, las dos Españas frente a frente. Aunque algo me dice que, en realidad, me habría tirado a sus brazos como ayer nos tiramos todos a los de Carbonell, Marciel y sus hijos, Hugo y Mafalda, que se ganaron nuestro corazón y aplauso en una gala muy divertida, tanto como esa alfombra verde transitada del revés, de vuelta a casa, esperándolo todo.

(Esta columna fue publicada originalmente el 20 de octubre de 2019 en el suplemento especial de SEMINCI de El Norte de Castilla, dentro de la serie «El Outsider». Disponible aquí).

 

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