
A la muerte del rey Witiza, el trono del Reino visigodo de Toledo no fue heredado por ninguno de sus hijos, como podía resultar previsible, sino por un individuo llamado Rodrigo, de la estirpe de Chindasvinto que, según parece, contaba con el apoyo de los nobles. Los visigodos vivieron su época de gloria enfrascados en una guerra civil perpetua y esta vez no podía ser menos. «Chindasvintos» contra «Wambas». La jugada de Rodrigo desencadenó un enfrentamiento entre ambos bandos, ante el cual los hijos de Witiza decidieron pedir ayuda a una potencia extranjera incipiente que, en menos de un siglo, había conquistado desde Arabia hasta el Magreb con una fuerza militar inusitada y desconocida.
A la muerte de Rajoy, el trono del PP no fue heredado por ninguna de sus hijas -Cospedal, Soraya-, como podía resultar previsible, sino por un individuo llamado Pablo, de la estirpe de FAES, que según parece contaba con el apoyo de los delegados del congreso. La derecha española vivió su época de gloria enfrascada en una guerra civil perpetua entre democristianos, conservadores, liberales, socialdemócratas, etc., y esta vez no podía ser menos. «Peperos» contra «voxeros». El giro de Casado dejó huérfana a la derecha más dura, que recibió el apoyo de un sanchismo incipiente que, en apenas unos años, había ganado poder y fuerza con una fuerza propagandística inusitada y desconocida.
A la muerte de Rajoy, el trono del PP no fue heredado por ninguna de sus hijas -Cospedal, Soraya-, como podía resultar previsible, sino por un individuo llamado Pablo, de la estirpe de FAES, que según parece contaba con el apoyo de los delegados del congreso. La derecha española vivió su época de gloria enfrascada en una guerra civil perpetua entre democristianos, conservadores, liberales, socialdemócratas, etc., y esta vez no podía ser menos. «Peperos» contra «voxeros». El giro de Casado dejó huérfana a la derecha más dura, que recibió el apoyo de un sanchismo incipiente que, en apenas unos años, había ganado poder y fuerza con una fuerza propagandística inusitada y desconocida.
El intermediario en esa petición de ayuda de los hijos de Witiza fue don Julián, el conde godo que actuaba como gobernador de Ceuta y que capitaneaba la resistencia «hispana» frente a Musa y Tarik. Según parece, don Julián tenía cuentas pendientes con Rodrigo, por lo que decide concretar sus lealtades a los «Wambas» y facilitar toda la información a Tarik, para que este cruzara con sus tropas el estrecho de Gibraltar, desguarnecido entonces ante el conflicto que libraban los godos entre sí en la península. De este modo, durante mes y medio, los cuatro barcos propiedad de Julián pusieron en Algeciras hasta 7.000 hombres en incesantes viajes de ida y vuelta, mientras Rodrigo y los suyos se hallaban asediando Pamplona contra los vascones. El resto ya lo saben: ocho siglos de dominación musulmana.
El intermediario en esa petición de ayuda de fue don Santiago, cachorro del PP, que, según parece, tenía cuentas pendientes con el partido, por lo que comienza una estrategia de división y desgaste para que Sánchezganara todas las elecciones generales, con la alternativa desguarnecida ante el conflicto que libraba la derecha entre sí en la península. De este modo, sus huestes ganaban terreno, mientras Pablo y los suyos se hallaban asediando Moncloa contra Frankenstein. El resto ya lo saben: ocho años de dominación socialista.
En las montañas de Asturias, un noble heredero de los visigodos, de nombre Pelayo, organiza una resistencia temprana que suma una importante victoria en Covadonga, a partir de la cual se comienza una guerra que sus descendientes terminan por ganar. Es decir, esto no lo gana ni Witiza ni Rodrigo. No ganan Wambas ni Chindasvintos. Todos ellos son aniquilados. Es un tercer bando, heredero de los restos de los dos, el que comienza un nuevo proyecto ganador.
En las montañas de Madrid, un barón de la derecha, de nombre José Luis, organiza una resistencia temprana que suma una importante victoria en las municipales, a partir de la cual se comienza una batalla que sus descendientes terminan por ganar. Es decir, no gana Pablo ni Santiago. No ganan liberales ni conservadores. Todos son aniquilados. Es un tercer bando, heredero de los restos de los otros dos, el que comienza un nuevo proyecto ganador.
Bandos que no existen
Lo que poca gente sabe es que, poco después de lo de Covadonga, los berberiscos españoles, irritados por las vejaciones que venían sufriendo por parte de las autoridades árabes y sirias en la península, comienzan una guerra sangrienta en su propio bando, que, en realidad, no existe, es solamente una amalgama rebelde unida por el odio a la Cruz y la unidad hispana.
Lo que poca gente sabe es que, poco después, la coalición Frankenstein, irritada por las vejaciones que venía sufriendo por parte de las autoridades socialistas en Madrid, comienza una guerra sangrienta en su propio bando, que, en realidad, no existe, es solamente una amalgama rebelde unida por el odio a la libertad y la unidad hispana.
Hasta ahí. Quien quiera entender, que entienda.
(Este texto se publico originalmente en El Debate de Hoy)