
Lo mejor de Eurovisión es perder escandalosamente, hacer el ridículo como país, salir ahí a decir a toda Europa que nos da exactamente igual lo que piensen, es más, que preferimos que se rían de nosotros, que competir es rebajarse. Esta actitud que finge huir del combate para irse a echar la siesta a la sombra del nihilismo no esconde más que soberbia y altanería. Es una actitud de perdedor maleducado, de macarra disfrazado de hidalgo, de arrogante que se cree humilde y un orgullo mal entendido al servicio de la derrota y de la falsa paz que trae consigo no luchar. Sentirse perdedor es degradante, pero peor es sentirse ganador por no haberse presentado si quiera a la competición. Es la excusa perfecta que tiene el mediocre para auto percibirse por encima de la batalla, fuera de la guerra misma, como si la vida no fuera con él. Y luego las birras y las risas del finde.
Pero llega el lunes, baja la marea y vemos que esto es lo que hay, millones de mediocres que creen que salen del sistema porque el sistema les engaña, cuando en realidad esa auto condescendencia es el germen de esta neurosis y de la violencia de su sarcasmo destructivo. Está bien el humor y el caos. Está bien esa tendencia ibérica de llevar la fatalidad al absurdo para defenderse de la realidad. Lo que no está bien es la dimisión interna de la vida, la abdicación por la vía de la altanería y la infinita petulancia del que se regodea en la derrota como si la cosa no fuera con él. Si pierdes tras darlo todo, puedes sentirte en paz y entonces nos reímos juntos para quitar hierro al asunto. Pero no hay nada más dañino que disfrazar de paz la cobardía. Lo humilde es un ganador que ha trabajado sin descanso. Lo más altivo, el perdedor seguro de sí mismo. Me da igual Eurovisión, ni si quiera lo vi. Pero es el reflejo de una generación ahogada por la adicción que da el fracaso cuando en casa y en twitter te ríen las gracias. Y si la cosa va de esto, el año que viene mejor llevamos a Iglesias.
(Esta columna se publicó originalmente en ABC el 24 de mayo de 2021. Disponible haciendo click aquí).